Durante este verano, tuve la oportunidad de visitar la encantadora ciudad alemana de Bremen. Pasear por sus calles es una maravilla, pues la esencia medieval, y los monumentos, plazas, y callejones, te envuelven y transportan a una época mágica, como si de un cuento se tratara.
Precisamente su relación con el famoso y popular cuento, me ha llevado a escribir este artículo.
Los Músicos de Bremen, es un cuento de los hermanos Grimm que transcurre en la Baja Sajonia. En la colección de cuentos de los Hermanos Grimm, Los músicos de Bremen (Die Bremer Stadtmusikanten) es el n.º 27. Corresponde al tipo 130 de la clasificación de Aarne-Thompson: Los animales en los refugios nocturnos. (Fuente de información Wikipedia).
Su argumento es sencillo, y a la vez muy dinámico.
Cuenta la historia de cuatro animales: un burro, un perro, un gato y un gallo que viven en el poblado de Dibbsersen, cuyos dueños han decidido sacrificarlos, porque consideran que, por su vejez, estos sólo consumen comida y ya no les son útiles para el servicio doméstico. Los animales se encuentran después de que cada uno, de forma independiente, haya huido de la casa de sus respectivos dueños. Al conocerse, deciden iniciar un viaje con destino a la ciudad de Bremen, ciudad hanseática liberal y abierta al mundo, conocida por su simpatía por los extranjeros. En su camino hacia Bremen, estos exiliados que huyen de la condena a muerte, llegan al anochecer a una choza en la que están pernoctando unos bandidos. Con el objetivo de amedrentarlos para ocupar ellos la vivienda, forman una figura esperpéntica con sus cuerpos, al treparse en la espalda de cada uno de ellos, en el orden que se ha mencionado. Así emiten los sonidos propios de su especie, en unísono, lo que hace huir de terror a los bandidos. En el cuento, en realidad no se sabe si los peregrinos llegaron a Bremen o se quedaron en el camino en una de sus aventuras extraordinarias.
Al margen de datos oficiales, Los Músicos de Bremen, es una historia muy atractiva para los más pequeños de la casa, ya que combina protagonistas “animales” (que siempre atrae mucho), un argumento de acción divertida, música, e hilo conductor poco complicado de seguir.
Además se presta para hacer teatro, doblaje de voces, una fotonovela, dibujos a modo de cómic, y un sinfín de actividades más.
Es una fábula ya legendaria, la cual sirvió de inspiración al canal de Televisión Española para crear en 1989, una serie de dibujos animados “Los Trotamúsicos”.
En mi estancia en Bremen, no pude resistirme a comprar un ejemplar en el barrio de Schnoor, ampliando así, mi pequeña colección de cuentos del mundo e historias fantásticas para niños y no tan niños.
Os dejo con el cuenta cuentos de imágenes y voz…
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